5. Revelación de Rebelarse

La Revelación de Rebelarse

Si pensamos en la historia de Alicia, imaginamos el instante en que la pequeña niña corre el velo para descubrir una diminuta puerta y, al abrirla, cae de cabeza en una madriguera. Ese cambio de dirección en su devenir, es comparable al que se produce en la refracción óptica: una leve desviación del curso natural de las cosas, nos revela la posibilidad de proyectar otras realidades posibles, incitando a rebelarnos para transformar aquel destino que estaba trazado. Pero ¿qué es lo que se revela tras esa caída?

No solo fantasmagorías; a partir de aquel momento se dibuja un mapa que nos conduce a quitar más y más capas de velo, una tras otra, hasta develar la función de la rebeldía en la construcción de la propia identidad. Aquel momento cuando el acto rebelde puede convertirse en una revelación. Si buscamos un rebelde con causa, León Ferrari, ha sido sin duda unos de los protagonistas centrales en el arte argentino. Durante los últimos años su figura ha sido reconocida local e internacionalmente) y el potencial de sus obras han trascendido aún más desde su aparición en la opinión pública a partir de la clausura que sufrió su muestra retrospectiva en el Centro Cultural Recoleta en 2004. Sin embargo nunca es suficiente, ya que sin duda, la mayor “obra” de León es su propia vida. Desde la desaparición de su hijo Ariel en 1977, pasando por exilio y retorno, su presencia ha sido permanente en todas y cada una de las instancias en de la lucha por la Justicia y los Derechos Humanos. Desde hace años Ferrari apunta contra de los modelos de representación represiva de la civilización occidental y cristiana, cuestionando la noción de infierno como una amenaza a pasar la eternidad en un campo de concentración del más allá. Su labor incesante para eliminar estos elementos (tortura y discriminación) de los relatos religiosos, incluso a través del envío de cartas y solicitadas enviadas al mismo Vaticano. En 1996 León se encargó de la ilustración de los 30 fascículos que componen la reedición del archivo testimonial Nunca Más, con collages de acido sentido del humor que fueron publicados en las portadas de aquella edición y hoy exhibimos en esta muestra. En algunas de ellas se observa la puerta de ingreso al edificio de la ex ESMA y como escenografía de fondo asoma un dantesco infierno desde donde brotan todo tipo monstruos.

En otras ilustraciones, directamente compara a los responsables de genocidio argentino con los líderes nazis del Nacional Socialismo. La presencia de Ferrari en esta muestra ayuda a re-contextualizar el propio espacio de exposiciones. Funciona como un nuevo señalamiento (“usted está aquí”) para que ni siquiera por un instante olvidemos que nos encontramos caminando literalmente en los jardines de aquel infierno.

Nacido en otros jardines, en un barrio proletario de Avellaneda, Juan Carlos Romero es un testimonio viviente de la unión de arte y militancia. Su cuerpo obra ha atravesado la censura y el exilio, propio de un contexto social cargado de violencia política. Se formó entre una escuela industrial en la secundaría, luego ingresó a la Escuela Superior de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata, para años más tarde, hacia 1954, pasar a trabajar como técnico en ENTEL, la compañía telefónica estatal, donde participó activamente de la militancia sindical. El 1973 junto a otros artistas, presentó una ambientación titulada Proceso a Nuestra Realidad, donde levantó una pared de ladrillos en el Museo de Arte Moderno, horas antes de su inauguración, con inscripciones sacadas de los muros de la ciudad y afiches que repetían consignas políticas condenando la reciente Masacre de Ezeiza. Una versión de esta obra fue realizada en la Facultad de Derecho y finalmente fue destruida por grupos políticos ajenos a la facultad. Romero es un insaciable coleccionista de acciones y reivindica que la acción artística debe colaborar a la concientización política en el contexto social en el que se funda. Con palabras o frases tomadas de la política y la militancia, permanece al filo de lo indescifrable, rescatando aquello que no se quiere nombrar y devolviéndolo al espacio en donde las palabras y los gestos siguen siendo subversivas: las calles. Sus gráficas, en ésta exposición combinan la utilidad poética de la palabra que debe ser descifrada: universalidad de los significantes que dependen de un contexto especifico, de una ideológica conciencia política, que nos permitan emanciparnos, o al menos reactivarnos hacia una revelación rebelde.

Matthijs des Brujne apasionado por dotar de identidad a la política a través del arte, en los momentos más crudos de la crisis argentina, acompañó a un grupo de cartoneros que guardaban sus bultos en el espacio contiguo a la casa donde vivía, y trabajó con ellos entre 2002 y 2003.           De aquella experiencia nació el sitio http://www.liquidacion.org donde se vendían a precio simbólico los objetos desechados por algunos y recuperados por los cartoneros. Matthijs es un sujeto que no cesa su actividad y en la basura encontró muchas respuestas. Quizás también un punto de fuga para salir del endogámico y poco inmaculado sistema de arte. Actualmente trabaja afiliado al Schoongenoeg, Sindicato de Trabajadores de Limpieza y Asociados (FVN) de Holanda (www.schoongenoeg.nu). Su trabajo es acompañar las demandas de los trabajadores de limpieza (empleados estatales, trabajadoras domésticas en su mayoría inmigrantes) ayudando al sindicato a construir su propia identidad estética. Junto a los trabajadores del desecho, creó un museo itinerante, el Museo de la Basura. En la página web del sindicato se puede leer la presentación a esta reciclada institución museística: “Si usted no ha visitado el Museo de la Basura tiene que hacerlo ¡no se lo pierda! Los residuos son el arma, el respeto, el aprecio y la victoria!” Aquí presentamos su nuevo trabajo en formato de diaporama en video, donde nos introduce a las actividades del gremio y las reivindicaciones sociales de los trabajadores de la limpieza dentro del capitalismo globalizado.

Leopoldo Polo Tiseira, también alterna la militancia en Derechos Humanos con su producción artística multidisciplinaria. Su último largometraje de ficción fue el resultado de una extensa investigación sobre el emblemático caso del militante montonero Horacio Maggio, conocido como “Nariz”, quien fue secuestrado y logró fugarse de sus captores en la ESMA. “Nariz”trabajaba en el Banco Provincia, donde era delegado gremial y había militado, primero en las FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias) y, posteriormente, en Montoneros. Fue secuestrado el 24 de diciembre de 1977 por un grupo de tareas y trasladado al centro clandestino de detención en la ESMA.

Durante su cautiverio, logró ganarse la confianza de Jorge “tigre” Acosta, quien en marzo de 1978 lo envió fuera de los edificios de la ESMA para realizar unas diligencias y comprar bolígrafos y papel. Con astucia literaria, buscó un local con puerta a dos calles, y aprovechó un descuido de los soldados que lo vigilaban para darse a la fuga. Una vez en libertad, “Nariz” comenzó a denunciar las acciones criminales de la dictadura a todos los medios a su alcance y se presentó ante autoridades nacionales y extranjeras. Al mismo tiempo realizó varias provocativas llamadas telefónicas a las oficinas del Casino de Oficiales de la ESMA jactándose de su escape, que irritaron a la cúpula militar, quienes inmediatamente reorganizaron su persecución. Permaneció prófugo hasta que finalmente fue detenido y devuelto a la ESMA donde fue  violentamente asesinado en octubre de 1978. Su cadáver, acribillado a balazos, fue exhibido ante los demás secuestrados en el centro de detención como trofeo de guerra. Como continuidad de su proyecto, Polo le rinde homenaje al protagonista de su último film en el propio contexto donde perdió su vida, mediante una instalación de objetos surrealistas.

Para el El Crimen Perfecto, Hernán Cardinale montó en una sola imagen-ícono fotografías capturadas del Barrio de Puerto Madero y del asentamiento de José León Suárez, en las inmediaciones del CEAMSE. Combinando varias tomas logró una imagen de altísima calidad que expone con evidente violencia la distante cercanía entre en ambos contextos. El resultado: un círculo que sintetiza la pirámide social y, sin escalas, refleja el contraste máximo entre los sectores más poderosos y los más carenciados de nuestra sociedad. Lo que podría haberse convertido en la aventura paisajística de un fotógrafo, se presenta en formato de juego participativo para estimular la consciencia del espectador sobre aquel verdadero crimen que opera cotidianamente como base del sistema capitalista.Al girar el círculo el espectador evidencia a simple vista que unos pocos viven en la máxima riqueza, abundancia y opulencia, razón por la cual muchos viven en condiciones miserables de pobreza.

Con la misma intensión de señalar aquello que se escapa a nuestros ojos, Iconoclasistas es una máquina de generar mapas y símbolos, que compartiéndolos y fabricándolos con la gente, revitalizan los engranajes de la producción contra hegemónica. En su proyecto Atlas Colectivo (mapeos realizados junto a una multiplicidad de sujetos y colectivos) cruzan las fronteras de lo micro a lo macro, y así ayudan a señalar, e intentar comprender quienes operan detrás de nuestros deseos. En esta ocasión, ustedes pueden ver Radiografía del corazón del modelo sojero:                  Otra pampa es posible y Megaminería en los Andes Secos: ni por todo el oro del mundo, dos mapas producidos colectivamente junto a las organizaciones sociales y vecinos de las zonas afectadas por el monocultivo de soja y la megaminería.

Otra de las herramientas de resistencia cultural que aún incita a revelarse son los libros. Contenedores de memoria y distribuidores de conocimientos que, en épocas de censura y control, se convirtieron en poderosas armas de emancipación. La quema y prohibición de libros y revistas, la persecución y asesinato de escritores y editores, o la criminalización de ciertas lecturas han sido parte de la tradición del control hegemónico del pensamiento. Sin embargo, y a pesar del auge de internet, el movimiento literario parece mantener la rebeldía a flor de piel. Pablo Strucchi, es literalmente un militante literario. En el año 2001, inspirado en aquel contexto histórico, comenzó el proyecto )el asunto(. Una editorial de literatura undeground que funciona como caja de pandora y espacio de trabajo para muchos y muchas que no quieren trabajar. La editora, arrastra su impresora, guillotina y papeles a espacios públicos y privados donde acoge a poetas, vagos, freaks y nerds, con la anárquica propuesta de que cada quien realice sus propias ediciones independientes. Para la exposición, proponen crear una edición que reúna las experiencias surgidas al interior de la propia muestra, que integre textos e invitados especiales.

Ver imagenes y videos del LIBRO VIVO editado por )el asunto( en la pagina del blog: Programacion Paralela

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